Para analizar por qué Irlanda pertenece al grupo de países
de la periferia Europa denominado PIIGS, vamos a hacer un recorrido, a grandes
rasgos, de su economía a lo largo de su historia. De esta forma podremos
vislumbrar posibles causas de la crisis económica tan grave que experimenta el
país.
Durante los años cincuenta, Irlanda tuvo varios gobiernos
sucesivos que promovieron políticas proteccionistas. Las exportaciones
representaban solo un 32% del PIB, y de éstas el 75% estaban dirigidas a Reino
Unido. Los pobres resultados económicos del país se debían a la intervención
gubernamental en el comercio y en otras áreas relacionadas. En la población,
estos resultados, produjeron unos altos índices de emigración.
Poco a poco, el gobierno del país, comenzó a abandonar estas
políticas proteccionistas, en los años sesenta. La economía irlandesa se
orientó mucho más hacía el tema de las exportaciones. Gracias a esta
liberalización del comercio, Irlanda experimentó un marcado crecimiento. La producción
aumentó un 4.2%, el doble que en los cincuenta, pero aún mantenían un alto
índice de intervencionismo. Irlanda no lograba llegar a los índices de calidad
de vida del resto de Europa.
En 1973, Irlanda se unió a la Comunidad Económica Europea, y
continuó con sus avances hacia la liberalización. Durante ésta década, la
economía de Irlanda, se caracterizó por políticas keynesianas que le condujeron
a la crisis fiscal.
A comienzos de los ochenta, el gobierno aumentó los
impuestos a las rentas y al consumo para intentar reducir el déficit que tenía
y, también, como medida ante los problemas ocasionados por las crisis del
petróleo. La relación deuda/PIB era muy alta y aumentar los impuestos no
parecía una solución. En esta década, el
resto de Europa, también tenían un crecimiento pobre.
La urgencia que se desprendía de la fuerte crisis fiscal que
atravesaba el país, fue la que originó un cambio en las políticas de Irlanda.
La única opción que veía Irlanda era la reducción de los gastos
gubernamentales. Se recortaron gastos en salud, educación, agricultura,
transporte y vivienda, etc. Gracias a estos drásticos recortes (los mayores que
vivía Irlanda en 30 años) consiguió salir de la crisis fiscal. Como
consecuencia de éstas medidas, también, se redujo la intervención del Estado en
la economía, dando paso a una etapa más liberal.
La economía irlandesa comenzó a crecer a un ritmo del 4%. Con
la firma del Tratado de Maastricht en 1992, se afianzó su credibilidad y se
comprometió a seguir con las políticas fiscales sanas. Así continuó creciendo
hasta finales de los 90, sobrepasando los niveles de vida del resto de Europa. Esto
atrajo masivamente a inversores y especuladores al país que invirtieron de
forma exagerada en construcción, basando la mayor parte de la economía en ello.
La evolución de Irlanda se tildó de “milagro económico”.
¿Qué pasó para que se desplomara la economía irlandesa?
Citaremos para explicarlo al Premio Nobel de Economía 2008,
Paul Krugman, en un artículo que publicó en El País:
“La historia irlandesa empezó con un auténtico milagro
económico. Pero al final este dio paso a una fiebre especuladora impulsada por
bancos y promotores inmobiliarios fuera de control, todos en connivencia con
los principales políticos. La fiebre se financió con enormes préstamos
adquiridos por los bancos irlandeses, en su mayoría de bancos de otros países
europeos. Luego la burbuja estalló, y esos bancos tuvieron que hacer frente a
unas pérdidas enormes. Se podría haber esperado que quienes prestaron dinero a
los bancos compartiesen las pérdidas. Después de todo, eran adultos que
actuaban por propia voluntad y, si no eran capaces de comprender los riesgos
que estaban asumiendo, eso no era culpa de nadie más que de ellos. Pero no, el
Gobierno irlandés dio un paso al frente para garantizar la deuda de los bancos,
con lo que convirtió las pérdidas privadas en obligaciones públicas”.
(UME: Unión Monetaria Europea / IRL: Irlanda)
En sólo tres años, la República de
Irlanda pasó de un rápido crecimiento económico a registrar cifras dobles de
déficit público.
Su desarrollo se basó durante años en impuestos bajos que atraían
inversiones y
multinacionales al país, y en un boyante mercado inmobiliario. Cuando estalló la burbuja de la construcción en 2008,
el valor de los inmuebles se desplomó entre un 50% y
un 60% y atrapó a
todos los bancos del país, que habían concedido innumerables préstamos a
particulares y promotores.
El Gobierno de Dublín se vió obligado a
socorrer a las entidades financieras con una inyección de 50.000 millones de
euros. Esa ayuda hundió las cuentas públicas irlandesas que terminarán este año
con un déficit del Estado del 32% de su PIB, frente al 14% que
registró a finales de 2009. (vía El País)
En conclusión, podríamos decir que, los países que apoyan su
economía en las burbujas inmobiliarias han tenido el mismo desenlace, véase
España.
Susana López Cruz
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